miércoles, 15 de diciembre de 2010

HEAT: A 15 AÑOS DEL INMORTAL DRAMA POLICIAL


Neil (Robert De Niro) entra al banco con mirada curiosa. De fondo un ritmo de dos tiempos por segundo que elevan la tensión. Michael Mann, director, nos muestra los pasos de Neil un ladrón profesional. Sabemos que se trama algo porque tiene un audífono puesto.

Close up a los ojos. Neil revisa, sereno, es otra caminata rutinaria. Chris Shirheldis (Kilmer) aparece viendo al suelo. Neil entra al lobby del banco. Mann hace el recorrido de toda la sala. Chris inspecciona. Todo bien. Michael (Slick) Cheritto (Tom Sizemore), se pone en posición; espera la señal. Ve al policía detrás de él y sonríe a un cuentahabiente, el muy descarado. Neil se pone la máscara, Cheritto, lo mismo. Shirheldis pone su portafolio en una mesa y rompe al primer policía. Cheritto se deshace del suyo. Neil desenfunda su ametraladora y dicta ordenes. El griterío de la gente empieza. Amarran a los policías. Con el banco bajo control, Neil advierte: "No queremos herir a nadie, su ahorros están protegidos por el gobierno no van a perder ni un céntimo. Piensen en sus familias. No se arriesguen". El primer "gallito", el gerente del banco -¿quién no le quiere romper la cara a uno de estos figurines?- sufre la desobediencia por parte de McCauley al negarse a darle la llave de la bóveda. "Siéntate y dejalo sangrar" ordena. Chris entra a la bóveda, saca un bolsón y se apodera de un fardo de dinero, rompe la bolsa de plástico para que el dinero se disperse. Neil tiene su botín. Y sale. Le da una bolsa a Cheritto. En el cuartel policial un pobre oficial entra a la oficina de robos y narcóticos y avisa al todos los que llevan el caso de McCauley que un asalto se lleva a cabo. Cheritto se saca la máscara y se peina sale del banco. En el auto y punto de llegar, los policías avisan de la localización de los asaltantes y como va el robo. Cheritto entra al auto y se ríe. Celebra tocando la espalda de Don Breedan, (Dennis Haysbert). Luego sale Neil. Ya están saliendo. Hanna ordena precauciones. Se estaciona y se aproxima con su ametralladora. Todos los policías toman sus posiciones. Neil entra al auto. Chris es el último en llegar. Ve a los policías y desenfunda. Asi empieza la ruidosa y emocionante secuencia de acción policial más impactante jamás filmada.

Gracias al brillante guión escrito por Michael Mann la película es un enorme panorama humano sobre dos bandos, tanto el bueno como el malo cuyo deseo es sobrevivir la vida. Por un lado tenemos a Vincent Hanna (Al Pacino en su feroz versión) cuyo tercer matrimonio se diluye en el inodoro gracias a una vida dedicada a perseguir bandas delincuenciales. Tiene una familia con Justine Hanna (Diane Venora) y su hijastra Lauren (Natalie Portman). Hanna empieza la cacería de Neil luego de un asalto a un camión blindado. Le fascina la planeación y lo minucioso del robo. Le emociona el reto de atraparlo. Por el otro lado, Neil es un ladrón profesional, cuyo equipo se deshace emocionalmente pero son unos profesionales en lo que hacen.

"I'm proud of you"

Mann nos muestra cada uno de los retratos de cada personaje. Es tal su logro que con un par de líneas ya sabemos la vida que cada uno tuvo que escoger. El caso más conmovedor sin duda es el Breedan, un delincuente de color que con tal de renunciar a su pasado y rehacer su vida con su novia obtiene un empleo como cocinero, luego de serlo en la prisión, y el jefe del restaurante le ordena que limpie los baños y saque la basura. Al hacer todo esto, su novia le dice: "Estoy orgulloso se tí". Breedan ríe y con ojos a punto de lágrimas le pregunta "¿Por qué estás orgulloso de mí?". "Vámonos a casa", le contesta ella. Una escena que dice millones de cosas y te rompe como espectador.

El encuentro entre Hanna y McCauley en un restaurante es un hito en el cine. Solo la escena entre Pacino y Brando en el Padrino I tiene tal impacto emocional. Ésta, en Heat, podría ser la segunda. Ninguno de los dos se deja intimidar. Si por un momento despertamos y nos damos cuenta que son actores (los mejores actores de su generación), ambos son simplemente duros y magistrales. Vamos otra vez a los diálogos en dos o tres líneas. Se sabe de dónde viene cada uno; su ética, su visión de la vida, su filosofía. Hanna justifica sus acciones con una sonrisa al final. Neil aunque evasivo cierra sus oraciones con una mirada de 9 milímetros. "No te encariñes de algo que no puedas abandonar en 30 segundos si sientes a la poli cerca. Si estás encima de mi y te tienes que mover cuando yo me muevo, - Y lanza el comentario venenoso como para desbaratar la profesión de gendarme- ¿Quién puede conservar un matrimonio así?". Interesante observación -responde Hanna y luego desvaloriza el juicio-, ¿Qué eres un monje". El juego de ping pong entre ambos es una lección de actuación. Ambos se escuchan, se retan se ningunean , se odian. Simplemente genial. Los dos se sonríen a labios fruncidos, sin mostrar dientes. Se admiran. Es para hacer un ensayo.

Dramas familiares

Tanto policías como la banda tienen sus vidas fuera de sus profesiones. Celebran van a comer en familia, se compran regalos, etc. Todos se conocen. Es para llevárselos a todos al Club La Montaña y luego a jugar a policías y bandidos. Todos los personajes son entrañables, sufrimos con ellos, nos invitan a sus casas, los conocemos y simpatizamos con sus causas. Incluso Waingro (Kevin Gage) y Roger Van Zant (William Fitchner) son de los personajes más detestables junto con Hugh Benny (Heny Rollins) nos atraen como fuerzas que no están al alcance de nuestras manos y rompen con la rivalidad entre Hanna y McCauley. La suerte de Trejo también afecta y duele, al igual que el gesto de la novia de Breedan cuando se entera del final de su novio que un par de noches atrás le dijo que estaba orgulloso de él, o incluso el abrazo de consuelo de Hanna a la madre de la niña prostituta que Waingro le rompe la cabeza a puñetazos, o el gesto de abandono de Eady (Anne Brenneman) cuando Neil se va. Y qué decir de la actuación implosiva de Jon Voigth, parco, puntual; práctico. En suma la película afecta emocionalmente y se queda rondando en la cabeza por 15 años y se quedará por mucho tiempo. Dosis de adrenalina con dolor medular.

Michael Mann venía de series ochenteras como Miami Vice y la precuela Dragón Rojo del Silencio de los Inocentes. Filmó El último de los Mohicanos pero fue HEAT la que lo ubicó entre los realizadores y directores más importantes del urbe. El informante, otra joya, lo encumbraría. Después llegó Alí.

A 15 años de HEAT la seguímos viendo, impávidos, al borde del asiento esperando una resolución alterna, maravillándonos por las actuaciones y celebramos el cine de acción y el drama humano.

2 comentarios:

Prado dijo...

Justa, exacta y mucho más fría, como Neil McCauley. Me llegás. Un abrazo, broder.

Allan Martínez dijo...

Salve señor Julius Hanna.