Torcido y a la derecha quedé el viernes por un error de falta de calentamiento, frío del día y un mal paso. Por primera vez la ví pálida. Hasta hoy puedo sentarme más o menos bien. Tuve un déja vú de lo que podría ser mi muerte, sin exagerar. Después del mal paso, quedé arrodillado. Un mazo me había pegado en mi espalda. No podía respirar profundamente. Ni siquiera podía tirarme al piso. Qué te pasó? -me dijo Víctor, uno de los instructores-. Se me fue la espalda, creo que fue lo que dije o no sé. El dolor era un trueno, náusea, escalofríos, todo era un gran eco; la vida en cámara lenta. Mi cabeza era todo lo que mi mente entendía por cuerpo.
Cómo, no sé, caí al suelo y empecé a sentir mi cuerpo olvidado. Mente en total estado de negación. Sudor profuso, vista perdida y de pronto se hizo noche, seguía oyendo todo pero no veía a nadie. Una coca cola gritaron. Allan, despertá... ALLAN... ALLAN... Ah?- dije- tomate la coca... se te bajó el azúcar... te desmayaste?... No sé -respondí-. Llamaron a mi ángel de mi guarda, a mi mejor amigo, El Pancho. Me puse a platicar con él. Todos hacían chistes y se ahuevaron más que yo. Espero que así sea mi funeral, dije a mis adentros. Siempre sentía eso de: en un momento me levanto no hay clavo, solo me mareé. Hora y media después llegó el quiropráctico. Primero me daba indicaciones para ver qué podía hacer y así diagnosticar en qué estado estaba. En el peor. Fue un espasmo del más serio. En escala de huracanes fue 4. Una cucaracha mal apachada con los últimos movimientos epilépticos.
Me tronó la espalda, no sentía mucho. De pronto un movimiento de columna me regresó a la sintonía habitual. En cada acomodada de hueso sentía otra vez mi cuerpo adormecido. En un colchón los cuatro instructores me pusieron en la camilla que trajo el quiropráctico. Estaba todo desbalanceado, aún lo estoy. Empezó la acupuntura, eso sí ya lo sentí. Agujas en mi pies, la parte de atrás de mis rodillas, 4 en mi espalda. El dolor cedió en un 30%. La estimulación eléctrica vino después, 15 minutos. Para terminar anestesia local en la columna, sí, con agujas. Fueron 5 pinchazos, después una pomada y ya me pude levantar. El Pancho me vino a dejar a mi casa olvidada. Hoy, viernes, me volvieron a tronar todos los huesos otra vez y qué rico. Sigo torcido pero ya me puedo sentar. El camino al quiropráctico es otra historia. Con esto es suficiente.
Del Deporte
Ese miércoles quería hacer una crónica del partido del Chelsea y el Liverpool pero no tenía fuerzas de escribir. La mente quería. Que bueno pasó el Chelsea me alegré muchísimo.
Literatura
Mierda, me perdí sin casaca.
Malditos asesinos
El miércoles fue asesinado el jefe de la agencia de publicidad donde trabajo ebclosión. Héctor Vladimir Polo. Le pido a Dios que le de resignación a su familia y a Suzette su esposa, antigua compañera de trabajo en Terra, toda la fuerza del mundo para seguir adelante. No pude ir al velorio por razones obvias. Polo era un bombero honorario y una eminencia en el mundo de la publicidad. Como diría Billy Joel: Only the good die young.
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