martes, 16 de junio de 2009

HERMOSA ASTRID DEL LOYOLA


Odiaba el Loyola. Pasé 6 años allí, con los más detestables compañeros, odiosos profesores y un clima fascista-religioso que inspira una canción un tanto estúpida como Jesús verbo no Sustantivo de Arjona. No me preocupaba tanto el cuestionamiento de una religión, sino luchar por una paz mental y poner fin al miedo.

Ese año empezaba mal. No quería estar allí. Nuevo uniforme y un día de enero lluvioso. La entrada era a las 7 de la mañana. Llegué empapado y con mucho frío. Sabía de las condiciones a las que seríamos sometidos. Todos los alumnos de la mañana y la tarde revueltos en 5 clases de primero básico, 2 de básico y 1 de tercero; el colador inclemente.

Tenía buenos recuerdos del Loyola, los mejores con amigos rechas. Con el equipo de fútbol conformado con los poco habilidosos metí mi primer gol. Una doble gambeta y tiro de tres dedos para fulminar al portero y la pelota de plástico perforó dignidades. Nada como un gol para ganarte el respeto de los jugadores de “segunda”. Con esa joya ganamos y “los mejores” solo intentaban, y cada vez que disparaban a nuestra portería siempre había alguien de otro partido que servía de estorbo. Esto porque en cada cancha había 8 partidos desarrollándose así que todos nos estorbábamos.

Dentro de esas primeras veces recuerdo a Astrid de quinto primaria, una compañera de clase que una vez me fue a hablar: -Hola Allan-, con una coqueta sonrisa y un tanto nerviosa, pero aventada. Tenía los dedos cruzados como quien venía pidiendo pelo. Tanto juego infantil que da vomito recordar, desde los quemados y los golpes en la mitad del brazo, hasta los Alka Zeltser; esa vez toco Alka Zeltser- fijate que jugando Alka Zeltser, me dijeron que te diera un beso. Carmen, su compinche, iba con ella, para ver si cumplía con la penitencia. Se acercó, y abusiva la ishta, me besó en la boca. Beso tierno de 1 segundo y se separó de mi con mucha lentitud. Gracias, -me dice con una sonrisa y toda colorada, y yo, con cara de idólatra pagano. Desde entonces fuimos muy amigos en la clase pero ya no pasó nada más, dentro de mi paranoia y visiones futuristas me imaginé muchas cosas con ella.

Recordando ese beso estaba cuando pasó con su novio. Un rubio idiota que la trataba como un pedazo de suela el maldito. Yo tenía 13 años y apenas medía 1 metro 50 centímetros. Él me llevaba 15 cmts. Todos comentábamos de cómo era posible que la chava se dejara. Era una visión verla cuando se estiraba antes de jugar voleibol. Sus diminutos shorts negros y sus nalgas paradas; ella de 13 años también pero ya se notaba autoridad de mujer. Sus senos no se movían y cuando cerraba sus ojos al estirarse un halo virginal brillaba y te imaginabas un profundo beso en sus labios y la más infinita ternura brotaba mientras gemía en cada movimiento labial y recorría tu espalda con sus suaves manos, mientras temblaba en tus brazos. Cuando cerraba sus ojos es como si tuviera dos vidas. Sus encendidos y fulgurantes ojos cafés daban testimonio de devoción infinita y si los cerraba te transmitía un placer exquisito. Te imaginabas una penetración virginal en sus movimiento de práctica, cada vez que abría sus piernas. Te perforaba los oídos su dulce gemido (para nunca olvidar) mientras se rinde y se funde con tu vida. Casi podía salvar mi vida sólo con su aliento y su saliva; no pedía mucho, sólo su sabor. Y su orgasmo afloraba con movimientos incontrolables, labios trémulos y lágrimas que escapaban sin entender tan intensa entrega en esa primera vez, (su dulce muerte) que nunca volverá a repetir. Soñaba con sus ojos brillosos acompañados de secuelas post orgásmicas y temblores convulsos. Me imagino igual en esa situación. Me levanté y fui a jugar fut.

7 comentarios:

Issa dijo...

Ulugrun... eso pensabas a esa edad???? que profundo y precoz!!! jajaj que linda historia :)

Allan Martínez dijo...

Fijate que a nosotros en el Loyola nos dieron educación sexual en 5 primaria entonces ya corrían empezaban a circular las primeras fantasías de la mara mayor que nosotros que ya habían tenido sexo, eso más el desarrollo de las hormonas nos hacía bastante calenturientos. Ahora.... que hicieramos algo, esos ya son otros 5 len.

Alexxx dijo...

Buena tu historia, de hecho me hizo recordar a mi astrid, si tambien tube una astrid, por cierto hace poco supe que estaba casada :'(

Saludos!!

PD. ah si, se me olvidaba, no se si aceptas esos premios cadena, pero te deje uno aqui

Prado dijo...

me llegó tu entrada. un nivel descriptivo de maestro.

Allan Martínez dijo...

Don Alexxx gracias por su premio... Voy a pensar en cosas raras que hago pero no se me ocurre ninguna... dejame buscar.

Gigante Prado: Gracias por la flor.

KARBO 13 dijo...

A esa edad todos hemos tenido experiencias inolvidables, en mi caso se llamaba Lucrecia y fue hace ya varios años también en el Loyola, tengo tan presente que fuimos de retiro al Liceo Javier y allí bailé por primera vez con ella el tema "Samba pa' tí" de Santana, que desde entonces se convirtió en un himno para mí.
Excelente tu descripción de cómo la mente de un puberto viaja y hace castillos en el aire.
Está chilero vos...

Anónimo dijo...

Interesante relato, me hace recordar tantas cosas de mi primaria, entre juegos "ridiculos", actitudes y/o costumbres abandonadas, amores no correspondido y suspiros perdidos.

Saludos