miércoles, 7 de enero de 2009

Náuseas del primer día de clases.


Los inicios de clases me dan náuseas. Era por lo nuevo de los útiles y los nervios de conocer nuevas caras. Escarbando en mi memoria de de 4 años en Kindergarten, esa primera experiencia fue en el colegio “la Casita”. Quedaba a 3 cuadras de mi casa. Recuerdo que me explicaron el término de colegio. Vas a estudiar y aprender cosas, decía mi mamá. “Eso va a interferir con mi tiempo de tele y las rutas programadas en mi big wheel paseando mis muñecos y osos se verían aplazadas por aprender”, decía yo. Mi mamá fue dejarme, para ella también fue traumático pero te lo dicen 20 años después. Iba vestido con un overol rojo y una camisa blanca con el escudo de superman; casi como Stewie. Me entregaron a la maestra y empezó el sufrimiento. Utilicé la puerta del colegio como arco de sufrimiento mientras observaba compungido cómo se iba mi mamá. El volcán de agua se cubría el cráter para no gritar de indignación. Así pasaba como 20 ó 30 minutos en la puerta hasta que otro cuate se ponía a llorar más escandalosamente que yo. “Qué loser”, pensé y ya no lloraba. Para el siguiente año ya fue más divertido porque ya tenía amigos.

Después me fui al “Mario Augusto Zapata Monroy”. Estaba como a 1 kilómetro de la casa. Una panel gris hacía el recorrido por toda la zona 15 para recoger a todos los ishtos. Cargaba una mochila el doble de mi tamaño. Yo estaba calladito con la nostalgia a punto de lágrima y moco, recordando el jardín de niños y los amigos que dejaba atrás. Otra vez, aquí todos se conocían y yo, para variar, con náuseas. La maestra de clases era una vecina que me caía bien pero cuando se impusieron jerarquías, dejé de respetarla.

Puta madre… después al Loyola. Por el cerrito del Carmen. Junto con mi mamá nos íbamos en camioneta de 10 len y después a un ruletero de 15. Ella seguía porque daba clases en la zona 6. Me dejaban 25 len para mis gastos de representación y dietas. Entramos al colegio y me dejó sentadito en una banca. Mucho relajo y cantidad de chavitos me daba miedo. Todos iban a dejar sus bolsones donde yo estaba sentado para ir a jugar fut. La náusea otra vez. Fue hasta el otro año que me dí cuenta lo torpe y vulnerable que se ve uno en un lugar cuando llega por primera vez. Compadecía a los nuevos.

Me aburrí de andar en camioneta y pedí colegio con bus que pasara en frente de la casa. Cayó el Viena. El colazo de mi casa al colegio duraba 50 minutos. Había que ir a la colonia Lourdes a recoger a todos los hijos de chafas (despectivo para militares) y después al colegio. Al regreso, me confundí de bus. Uno pensaría que en un mundo ideal, el que te lleva te trae, pero no fue el caso y no me avisaron. Y claro, no sé yo y ellos no me dicen, joder. La ruta 4 es de ida y ruta 5 para mi casa. Un cartelito siempre ayuda. Y como ya tenía experiencia en andar en camionetas me regresé en una. La náusea bajó porque ya tenía experiencia. Fue sustituida por calentura y ansiedad cuando entré a la U y empezaba a ver patojas y mujeronas. A la puta náusea otra vez… qué les digo?.

7 comentarios:

Wendy García Ortiz dijo...

Jajaja. Ay Allan... quien no te conoce, piensa que todo esto es paja. Ves que por ahí, escondidita está la ternura?

David Lepe dijo...

Yo nunca supe qué decirles a las patojonas universitarias, todavía no lo se.
Y sí te imagino con tu oberol a lo Stewie, y con la mente macabra, pero el hold.

LuisRo (P*!!!) dijo...

Náuseas... el cuadro del niño llorón en el marco del colegio, nunca falta.
Buen recuerdo. Un fresh start cada vez, pero con náuseas.

Alexxx dijo...

pues para mi todo normal, ni me dio nauseas, ni llore ni nada, como si fuera nerd iba al colegio, a la gran que tiempos aquellos verdad en que la camio valia 10 len, pues a mi me pagaban bus (niño caquero jaja) pues asi lo quisieron mis papas, fue en la secundaria cuando me toco andar en burra, recuerdo que valia como 40 len. Recuerdo que un amigo llevaba aquellos tickets que les daban a los de escuelas de gobierno, y me los vendia, y con eso pagaba la camio jajaja, me ahorraba medio pasaje porque asi me los vendia el cuate este.
En la u que relax, ahi todo cambia!

hCante dijo...

Los primeros días siempre son alegres yo tengo un montón de historias que voy a dejar madurar para ver si las saco un día :D

Saludos

Gabriel Arana Fuentes dijo...

secundo el post. Los primeros días siempre son de mierda. A mitada de año te das cuenta que le hablaste a la persona equivocada jajajajaj.
Eso incluso va par alos trabajos

Abril dijo...

aaaaah los primeros dias de clases que emocion!!! Mi mama siempre dice que yo entre corriendo y ella salio llorando.

Ahora en la U fue ooootro rollo. Mas el pinche año que me cortaron (luego de 3 años) y en enero regreso el pizado pero con otra. :-( Ahi si senti, nauseas, colera, llanto, etc.