LAS CITAS A CIEGAS PARTE I

Fue una cita a ciegas y fue una gran sorpresa. Me encantaba ella. Nos gustamos desde el principio. Su pelo largo y suelto, su piel suave, rasgos finos, su rostro delgado, ojos cafés, tiernos como un cachorrito que acaba de encontrar a su dueño. El mundo se detuvo cuando la vi bajando las escaleras. Llevaba un pantalón de lona azul pegado y una camisa de manga larga con líneas verticales azules y verdes. Sus manos largas y uñas de 4 milímetros de largo, dos anillos repartidos en sus manos y abajo de su ojo izquierdo, un lunar en forma de lágrima. Nos conocimos en Metrobowl.

Ya había tenido una mala experiencia en ese rubro. Recordemos... Hay algo de inquietante en esa frase: ¿Querés que te presente a una chava?. La inquietud es la disponibilidad de lo "fácil". Ataca una curiosidad como de hambre. Recopilás toda la información posible para tener qué platicar. La soledad y la calentura son motivantes que empujan a cualquier "aventura". Como todo, es una apuesta. Igual es como buscar un chance, las referencias son media batalla ganada.

La anterior experiencia: funesta. "Mirá vos venite que me quiero planchar a una chava, ayudame con la amiga" ¡AGUAS!. Relajate, pensala dos o tres veces. Porque por hacer el favor me pasó esto: Era gordita y feíta, medía 1.55 mts y no tenía ninguna gracia la chava. No teníamos mucho en común. Ella bailaba yo no y cuando no hay mucho de qué platicar mejor fuimos a bailar; claro yo, un gran torpe y así pasamos el tiempo.Y la traida del cabrón, porque ya se había casado, estaba galana. Todo terminó con un "me la pasé bien y te cuidas", y el clásico "nunca más vuelvo a salir sin conocer a alguien".

Pero esa segunda vez... Fuimos a jugar boliche y yo no podía dejar de verla. Le tomaba fotos con mis ojos como si nunca había visto a un ser humano femenino en mi vida. Cuando soltó la bola y cruzó las piernas su trasero dibujó un hermoso corazón. No vi si botó algún pino. En el lugar éramos ella y yo. "Ayudame que no se tirar bien" me dijo mientras caminaba hacia mí. Salté como si tuviera un resorte. A ver pues le dije... La coquetería: Puso la bola en el suelo, sacó un hule para agarrarse el pelo, mientras me miraba y esbozaba una sonrisa cómplice. Me puse atrás de ella, su cuello me decía besame, los más hermosos poros que he visto. Unos vellos café-rubios en su mejía. El perfume con olor a jabón de flores entró corriendo a mi memoria. Me perdí por unos segundos. "Démosle pues" me dijo. Tuve la abusivés de tocar su cintura y sus manos; me sentí inmortal. "Parate de este lado así tirás la bola al centro", le dije al oído. UFFF. Tiró y casualidad, hizo chuza; su primera. Nos abrazamos. Nuestro primer triunfo juntos fundido en un abrazo y después esa mirada. El resto es historia. Lástima, nos convertimos en humanos.

Pero vendría una tercera hace poco. ¿Querés que te presente a una amiga? Bueno. ¿Cómo es? Te mando las fotos me dijo mi amiga. Tranquilamente acepté. Ella es igual de hermosa, ni tan alta ni tan pequeña. Continuará...