jueves, 16 de abril de 2009

A SANARATE: BUSCANDO A MI PAPÁ IV PARTE


La metida de llave en el cerrojo y el movimiento de la puerta fue el escalofrío del inicio del viaje de vuelta a la capital, lo que me sacó del transe de reproches. -Puta papá que chinga por la gran puta- oí decir a mi hermano. Ya se había despertado mi papá. Tenía la mirada en el piso, un hematoma en el pómulo derecho. El pelo como de una escoba mojada pero de esas que barren lodo. Estaba hecho mierda. Cómo putas hizo para sacarse los dientes postizos y guardarlos en el pantalón, es una pregunta que me hago todavía hoy.

¿Y tu mamá? -alcanzó a murmurar con una gran cruda. -En la casa, esperándonos como la gran puta con uste... La pinta de decepción que tenía mi hermano era enorme. Como la de un juez que sentencia a cadena perpetua a su hijo por asesino. A Edgar se le desfigura la cara cuando se enoja, es otra persona. Los ojos se le desorbitan y las venas le saltan de la frente.

Caminó hacia el cuarto y le sacó una camisa y un pantalón. Empecé a buscar el maletín impermeable anaranjado para meter la ropa limpia que tenía guardada en el ropero junto con la sucia que se podía salvar para lavarla, porque la vomitada había que quemarla junto con la rabia que acumulábamos. -Vístase, le dijo Edgar. Ya le compraste el octavo? pregunté Sí le compré tres para que no chingue en el camino, contestó.

La pinta de mi papá era como de arrepentido. El alcohólico no lo sabe que lo es. "Yo soy tomador social" decía para justificarse Uno sabe que son pajas. Igual el numerito del arrepentimiento nos lo juega cada supertalega que se pone. Yo ya era inmune, me la había hecho como 3 veces, la primera lo abracé y chillé con él, después me peló y me dió asco su debilidad. Se empezó a vestir lentamente con la ayuda nuestra. Bueno dijo mi hermano, vamonós.

Empezó el calvario en la subida a la camioneta. Vaya que venía un poco vacía. Se sentó y se durmió rápidamente no sin antes tomarse un octavo como si fuera agua pura. Yo venía sudando en el camino con los y sis en la punta de la lengua: Y si se despierta, Y si vomita, Y si se orina, Y si nos bajan de la camioneta. Qué mierda de aflicción. Edgar no dijo nada en todo el camino.

Llegamos a la capital con media batalla ganada. El viaje fue rápido. "La Sanarateca" no hizo paradas. Mi papá se despertó por la calle Martí y aguantó hasta la Terminal sin hacer relajo. Nos bajamos y empezamos a caminar hacia la 18 calle y 10ma avenida donde pasa la camioneta 1 ó 2 que nos lleva a la casa. Cuando de pronto se desvía el viejo y se intenta meter a una cantina a seguir chupando. Puta Madre. Viejo cerote dije a mis adentros... Y mi hermano lo haló de la camisa. Ni mierda... uste, se viene con nosotros. Es que quiero un traguito, es que aquí sabe más rico, dijo. -Ni mierda, TENGA- le dijo Edgar. Y se lo tomó como agua haciendo una mueca de disgusto al final mientras bufaba. Es la mueca de satisfacción de bolo. Puta qué raspón del guaro cuando pasa por la garganta pero qué rica esa mierda pura. Jajaja... ya no le creo nada al viejo.

Llegamos a la parada y nos encaramamos en la primera camioneta Bolívar para llegar a la casa y acabar ya con todo. Mi papá iba como idiota; ido. Puso la mano en el tubo de apoyo del respaldo del asiento delantero y así se fue hasta que llegamos a la casa. Como en estado de oración por la culpa.

El chofer nos dio tiempo de bajarnos y al fin llegamos a la casa. Nos vio como si a él también le había tocado ir a traer a su papá a alguna cantina. Mirada compasiva o mirada de lastima, igual no se deja que causar pena ajena. -BOLO CEROTE DE MIERDA YA VENISTE, dijo mi mamá, y con toda razón. Continuará.

Parte 1, Parte 2, Parte 3

2 comentarios:

Gabriel Arana Fuentes dijo...

Fuck... los papàs. A mi lo que me da risa es cuando lo niegan todo y el mundo conspira en su contra.

David Lepe dijo...

Ya vas a la mitad del camino...